Seguimiento y control
Después de una intervención neuroquirúrgica, se realiza un seguimiento del paciente durante los meses o años siguientes según la patología tratada. El objetivo es verificar si los síntomas por los que fue tratado han desaparecido y si se han logrado los objetivos establecidos. También se solicitan pruebas radiológicas para evaluar el resultado de la cirugía. En ciertas patologías, como las tumorales, el seguimiento clínico y radiológico puede extenderse durante años para asegurar que no haya recidiva de la enfermedad. En otras patologías tratadas, como traumatismos craneales o vertebrales, degeneración de la columna, hernias discales, lesiones vasculares, y patologías del líquido cefalorraquídeo, entre otras, el seguimiento no tiene que prolongarse por tanto tiempo. La duración del seguimiento depende de lo que considere necesario el neurocirujano para cada paciente y patología.
En función de los hallazgos radiológicos o los síntomas del paciente, puede llegar a ser necesario una reintervención quirúrgica para el alivio o solución definitiva de los síntomas del paciente.
En ciertas circunstancias, no es necesaria la reintervención quirúrgica, pero sí la evaluación y tratamiento por parte de otros especialistas como neurólogos, rehabilitadores, internistas, entre otros.
