La neurocirugía trata aquellas afecciones del sistema nervioso central, cráneo y columna vertebral que requieren o pueden requerir en algún momento de su evolución de tratamiento quirúrgico.

Por tanto, hay lesiones que no necesitan inicialmente ser tratadas quirúrgicamente pero sí deben ser atendidas por el neurocirujano. Ejemplos son los que se refieren a continuación:

Traumatismos cráneo-encefálicos

Ocasionan contusión cerebral o hematomas intracraneales que por su escaso tamaño o baja repercusión sobre el cerebro la actuación quirúrgica para su evacuación conllevaría más daño o riesgo para el paciente que la previsible evolución natural de la lesión. También hay fracturas craneales lineales y sin hundimiento que no necesitan ser sometidas a cirugía. En otras ocasiones las lesiones traumáticas sí son graves, pero afectan a estructuras cerebrales muy profundas y no son abordables puesto que el daño que ocasionaría llegar a ellas y la manipulación de las estructuras neurológicas adyacentes conllevaría graves consecuencias para el paciente. A veces se producen lesiones cerebrales inflamatorias sobre las que tampoco la cirugía aportaría beneficios. Todos estos casos son sometidos al control intrahospitalario por parte de neurocirugía y otras especialidades, y posteriormente un seguimiento evolutivo en consultas externas. 

Tumores cerebrales

El hallazgo de un tumor cerebral no conlleva necesariamente una intervención quirúrgica para su extirpación. Los de naturaleza benigna que no provocan síntomas neurológicos o si los provocan son controlados con un tratamiento farmacológico pueden ser seguidos clínica y radiológicamente a lo largo del tiempo. Otros tumores, aunque no sean benignos, son tratados más efectivamente y con menos riesgos mediante técnicas no quirúrgicas tales como la quimioterapia y radioterapia.  Ejemplos son los linfomas o metástasis de pequeño tamaño.

Lesiones vasculares cerebrales

 Dependiendo de su naturaleza, características y síntomas que provoquen pueden requerir o no de un tratamiento quirúrgico. Los angiomas suelen ser seguidos o tratados farmacológicamente si provocan crisis epilépticas. Las malformaciones arteriovenosas de pequeño tamaño pueden ser tratadas mediante radioterapia o procedimientos endovasculares y las de gran tamaño no ser tributarias de ningún tipo de tratamiento debido al alto riesgo que conlleva el tratamiento. La mayoría de las fístulas arteriovenosas son tratadas mediante técnicas endovasculares no quirúrgicas. También muchos aneurismas cerebrales son tratados mediante dichas técnicas sin requerir cirugía. La decisión acerca de la modalidad de tratamiento se toma en función de las circunstancias clínicas del paciente, localización del aneurisma, tamaño y morfología del mismo.

Traumatismos de la columna vertebral

Algunas fracturas vertebrales pueden consolidar con reposo o corsés ortopédicos durante un tiempo sin que haya que intervenirlas quirúrgicamente para realizar técnicas de fusión. 

Degeneración artrósica de la columna vertebral

Cuando no existen signos de inestabilidad entre las vértebras ni compresión de la médula espinal o las raíces nerviosas que salen de ellas, el tratamiento no quirúrgico mediante técnicas de rehabilitación, infiltraciones y técnicas locales mediante radiofrecuencia pueden constituir el tratamiento inicial.